Ni "Nunca", Ni "Siempre"
- Mensajeros de Luz
- 26 may 2020
- 2 Min. de lectura
Por Ruth Ross
¿Cuántas veces en nuestra vida hemos repetido una y otra vez las palabras “nunca” y “siempre”? ¿Cuántas veces apoyamos la firmeza y la certeza del poder de esas palabras sin saber que el significado real que les impone el Universo es totalmente lo contrario de lo que representan?
Durante mucho tiempo, décadas, he venido observando que aquello a lo que las personas más se aferran, de un modo crítico, egoísta, envidioso… o más bien… desde el desamor; cuando llega el último tiempo de sus vidas, cuando el ticket de su estadía en la Tierra va marcando la fecha de su vencimiento, es lo primero que pierden. Y por otro lado… aquellos que pronuncian ante determinadas situaciones o eventos, continuamente la palabra “nunca” repetida energéticamente, terminan viviendo ese nunca como uno de sus primeros o últimos aprendizajes antes de la trascendencia.
Y… aunque parezca un gran lío de palabras de una escritora loca e incoherente, he aquí el gran meollo de la cuestión…
No existe “nunca”, como tampoco lo hace la palabra “siempre”.
Cuando, como en el período actual, el momento nos obliga a aprender a no controlar nuestra vida, a entregar, a soltar, nada de lo que creíamos permanente lo seguirá siendo, y, a la vez, muchas de las cosas que creíamos no tener que transitar, las estamos viviendo.
Cuanto antes logremos comprender que en la vida no existen los absolutos, que estamos aquí solo para ir evolucionando al trascender nuestros aprendizajes y que todo nos puede tocar en este gran juego de la oca que es la vida, mejor nos sentiremos y más pronto lograremos encontrar las fichas del juego que nos permitan seguir avanzando.
Por el contrario, si en momentos como los que estamos viviendo, o cualquiera de los eventos que puede tener que transitar el ser humano en su vida, nos surge querer mantener el control de nuestra mente y ego, vamos a pasarla realmente mal; en cambio, si podemos reconocer que la felicidad llega de poder soltar, de entregar, de entender que no hay más rótulos en nuestra vida aunque estos sean meras palabras, seguramente iremos viendo con nuestros ojos internos maravillados nuestro gran crecimiento.
El punto es darse cuenta de los cambios a los que nos tenemos que someter para fluir, entregar y simplemente ser, dejándonos llevar por los caminos de nuestro aprendizaje.

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