Desapegándonos para poder fluir
- Ruth Ross
- 3 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Por Ruth Ross
Tiempos de ser, de entrega, de aceptación. Hay una palabra que me viene acompañando desde hace un tiempo para este ciclo y es DESAPEGO. En todo sentido. De quienes hemos sido, de quienes somos, del mundo material, de las personas amadas. Si analizamos con objetividad la vida a nuestro alrededor podremos encontrar que en nuestra familia o en la de nuestros amigos, conocidos, vecinos o quienes sean, hay una zamarreada tan grande que todo lo que creían que sería de un modo, muta para cambiar por completo. Parejas que se separan, hijos que se van a vivir solos, mudanzas, viajes, crecimientos, seres que parten a otro plano. Por lo tanto, y tal como te vengo diciendo, es que nada permanece, nada queda estático, todo muta a una velocidad hasta casi inverosímil, dejándonos boquiabiertos y hasta casi sin respuestas. Cuando pienso que en esta misma vida alguna vez me he manejado por una agenda y he marcado mis objetivos, mis planes, tanto personales como familiares y tenía plasmados allí todos y cada uno de los minutos de mi vida, casi no lo puedo creer. Hoy visto a la distancia, casi pareciera que estamos hablando de una vida perteneciente a otra persona, absoluta y totalmente distante y desconocida para mí. Hoy sé que el tiempo de hacer planes y poder concretarlos, se escurrió por el río del éter. En su lugar el polvito mágico de las estrellas nos entrega la milagrosa posibilidad de “vivir en la magia”, despojados, entregados, confiados, liberados y entendiendo que el mejor plan será el que nos propondrá el Universo para cada instante en el que vayamos transitando el devenir de nuestra vida. El secreto es simplemente fluir, sin saber. Trazar todos y cada uno de nuestros sueños, sí, pero en el fondo de nuestro corazón. En la intimidad más profunda, allí a donde somos uno con la Fuente Divina y propiciadora de todo lo que deba ser. Co-creando al unísono nuestras propias realidades, pero, despojándonos de una palabrita que generalmente solo logra atrasar nuestros aprendizajes: “expectativas”. Las expectativas vienen de nuestra mente, de nuestro ego, de nuestra personalidad. De esa parte nuestra que si no consigue lo que estaba buscando para ayer, ya entra en pánico. Entonces, en estos momentos, debemos permanecer en nuestro silencio interno. Fluyendo, disfrutando con total alegría y felicidad del viaje de la vida en que el Universo nos invita a navegar en el barco del aquí y del ahora. Y quizás, el camino que vayamos encontrando al paso de nuestra navegación cósmica de vida, nada tenga que ver con lo que hubiéramos creído encontrar, pero… es en ese recorrido adonde aprenderemos simplemente a ser felices, siendo. Es en ese viaje adonde vislumbraremos los mejores océanos, las arenas de vida más soñadas, la vegetación más espesa. Y encontraremos a los humanos que tendrán el objetivo de ser los guías con los que vayamos avanzando cada vez más en nuestros procesos de crecimiento, terminando por completo con nuestras sombras y logrando brillar por fin en el total resplandor de la luz divina en la quinta dimensión de consciencia. Y quizás, en un momento justo, cuando nuestro ego ya no lo tenga ni presente, el objetivo que alguna vez en nuestro silencio interno co-creamos con la Fuente, aparezca porque ya estaremos listos para recibir tamaño regalo. Este será el momento de trascender eso que hemos sido para poder entrar en una nueva realidad. La única diferencia es que cuando la encontremos estaremos egresados en varias materias de nuestra evolución y eso nos hará paladear cada instante y continuar fluyendo en el éter de la vida mientras estamos sumergidos en la plenitud de este obsequio. ¡Namaste!

Comentarios