Dirigiendo mi barco hacia un lugar seguro
- Ruth Ross
- 3 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Por Ruth Ross
Soy el capitán de un gran barco, del mejor, del más confortable conduciendo a infinidad de pasajeros y a una gran tripulación hacia la única isla con condiciones similares a un verdadero y único paraíso celestial...
Este viaje en especial lo empecé con mucha más energía y alegría que de costumbre, pero de pronto todo pareció cambiar y darse vuelta; grandes tormentas arreciaron, la marea toda movía la estructura de mi esplendoroso barco cual si fuera una cáscara de nuez. La zozobra era constante. Las personas están asustadas, pero a la vez confían en mi guía. Saben que con mi pericia como capitán los conduciré a la isla en una forma más que segura.
De pronto, casi a punto de llegar a destino, un enorme iceberg se asoma en el camino ¿qué hace un iceberg en ese lugar de aguas cálidas? ¿cómo puede encontrarse allí?. Las preguntas de mi cabeza no tienen respuesta alguna. La premura es ver que hacer para no chocar. De golpe todo empieza a dar vueltas en mi interior y tres opciones llegan a mi :
La primera que me dicta mi mente y mi miedo es la de aprovechar y tirarme al fondo del océano, mientras todo el mundo duerme y ni se enterará de lo que está pasando hasta que se encuentren con la colisión final.
La segunda me dice que deje todo como está, me haga la distraída, me ponga unos auriculares y comience a escuchar música esperando junto a todos el momento del colapso sin invertir un minuto más de mi agotada energía.
La tercera, que es la única que proviene de mi verdadero ser, me dice que ponga todas mis energías en maniobrar mi barco puesto que con mi pericia y mi integridad como capitán lograré llevar adelante la misión de pasar alrededor del iceberg evitando cualquier tipo de accidente, salvando a toda la tripulación y pasajeros y logrando con éxito entrar a la isla soñada.
Miralo desde este punto de vista: El barco es el planeta Tierra, que viene soportando una tormenta más fuerte que la otra, que viene zozobrando continuamente a la deriva y todos los trabajadores de la luz somos los capitanes que tenemos la obligación de ayudarla a trascender cualquier iceberg, cualquier conflicto o contratiempo que se cruce en el camino logrando de ese modo ayudarla a ascender hacia la quinta dimensión de consciencia a donde todo será luz, paz, amor y armonía universal porque estaremos en la NUEVA TIERRA.
Hoy, los tiempos parecen raros, difíciles y hay muchas almas que han venido con la misión de participar de estos grandes cambios que agotadas, sin fuerzas ni más ganas de seguir toman la primera opción y desencarnan para poder ser más útiles desde el otro lado.
Otros, que siendo plenamente conscientes de quienes son y para que vinieron en estos tiempos, pareciera que viven poniéndose auriculares y escuchan cualquier música o se hacen los distraídos y siempre tienen una excusa a flor de labios para “no hacerse cargo” de tomar responsablemente la función que vinieron a cumplir en la Tierra.
Pero, a pesar de cualquier tormenta, hay otros que decidimos continuar con nuestro trabajo y continuamos guiando al barco para encontrar la isla, o, mejor dicho, pese a las dificultades, nos arremangamos y seguimos trabajando para ayudar a la Gaia y a la humanidad a trascender y llegar a la otra orilla en la que esta esperando con todo su brillo LA NUEVA TIERRA. La idea aquí no es juzgar a nadie, como siempre en la vida cada uno elige. Pero lo bueno e interesante sería que por fin, en estos tiempos tan especiales pudieras elegir no desde tu ego, mente y personalidad, no desde los miedos o enojos; lo ideal en estos momentos intensos sería que pudieras respirar profundo y pudieras encontrar a tu Yo Real en lo más profundo de tu corazón, y desde allí tomar cualquier decisión correcta para continuar el camino que viniste a recorrer en esta vida. Pudiendo de esa manera cumplir por completo con la misión de Luz hacia la Tierra y la humanidad que viniste a desarrollar. Ojalá puedas hacerlo, te aseguro que si lo deseas desde lo más profundo de tu corazón, no será para nada difícil lograr cada uno de los objetivos que viniste a trascender, y podrás vencer cualquier desafío y llegarás airoso a la meta soñada. Y recuerda que no estas solo /a juntos somos más.
¡Namaste!

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