Un tiempo sin tiempo
- Ruth Ross
- 3 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Por Ruth Ross
Me sumerjo en los vaivenes de la vida y puedo ver infinidad de seres viviendo escondidos en la clandestinidad de diferentes cuerpos, de distintos tiempos y atravesando múltiples dimensiones. Seres de luz prestos a encontrar el aprendizaje que los ayude a recordar la verdadera esencia para poder al fin evolucionar y ascender.
Seres en estado total de abandono, caos y confusión. Creyendo ser la realidad de ese personaje que les toca representar a cada momento, sin poder discernir, la razón verdadera y valedera de cada prueba por cumplir.
Y vida tras vida la confusión pareciera incrementarse hasta que el momento perfecto, aquel pactado con lo más alto y puro llega. Y entonces en plena fiesta del despertar, el ser toma el mando y el actor deja de representar la absurda obra para fundirse al todo y comenzar a ser uno, integrando en si mismo cada uno de los aprendizajes recibidos en todas y cada una de sus encarnaciones anteriores.
De repente un tiempo sin tiempo se aparece dentro de si en todo su esplendor, y sin saber como y por qué, una a una sus vidas pasadas van sumándose al presente; revelando los secretos recibidos, esperando en el silencio el momento perfecto y preciso en que el ser pudiera “comprender” con la inmensidad de su corazón y no ya con su mente.
La maravillosa integración de este “tiempo sin tiempo” lleva a una comprensión y a un autoconocimiento tan grandes del cual el ser, disfrazado de persona, jamás pensó que pudiera ser capaz.
El tiempo sin tiempo se manifiesta ante el ser develando la total maestría en la luz, e invitándolo a trascender en esta vida cualquier limitación, miedo, creencia o atadura. Y lo invita con gracia y sabiduría a aceptar sus cambios, su propia evolución y a servir de guía, de faro, de puente interdimensional de otros seres que como él deban ir despertando a una nueva realidad.
El tiempo sin tiempo se convierte en la raíz, en el eterno presente, en la base de sustentación desde la cual el ser estando bien parado puede adentrarse conscientemente en el todo. Y desde allí se encuentra con todos los procesos evolutivos de crecimiento que en el pasado llevo a cabo y también con aquellos que un futuro promisorio le traerá por cumplir, y de cada uno adquiere la comprensión necesaria para su crecimiento.
Al llegar a ese ansiado momento, lo importante es escuchar solo la voz del propio ser que trae la palabra más pura y verdadera. Aquella palabra que le habla de la luz, del amor, de la armonía universal y de la paz. Aquella palabra que lo aleja por completo de cualquier tipo de confusión pasada, de cualquier tipo de miedo, de rencor.
Es en ese punto preciso del tiempo sin tiempo cuando el ser dentro de su estado más puro y noble de consciencia puede percibir que todo lo que no corresponda a las leyes universales del amor, no pertenece a la luz. Y empieza en su vida a elegir correctamente por vez primera cual será su camino. Es en ese momento cuando empieza a vivir de una manera increíblemente diferente, cuando adquiere la capacidad de armonizarse a cualquier instante y ante cualquier suceso que lo rodee, es a partir de allí cuando aplica un salto cuántico a su vida y aplica un cambio netamente diametral que lo impulsa a ser otro diferente al humano que los otros fueron capaces de conocer. Desde allí se empieza a reconocer con sus verdaderos compañeros del destino, con aquellos seres por los que será amado y amará incondicionalmente sin exigir nada a cambio.
Es a partir de encontrarse en el punto de un tiempo sin tiempo, en el eterno presente, en el gran aquí y ahora, que la verdadera vida descorre su velo para ser vivida.
No hay que hacer más para encontrarla que llegar a ese instante de regocijo, fe y entrega a donde la sabiduría infinita nos atiende inmensamente nuestras necesidades materiales. El ser solo se hace cargo de la acción primaria y se desentiende por completo. Y es la totalidad divina la que lo sorprende cada día, a cada instante con los milagros divinos que permiten que su vida fluya mágicamente.
Ojala que tú amada /o hermana/o logres encontrarte con tu verdadero ser, con tu verdadera esencia y puedas por fin entrar en tu tiempo sin tiempo para regocijo de tu vida y para ser como otros faros de luz , uno más que desde el tiempo sin tiempo produce, metafóricamente, el aleteo de la mariposa capaz de cambiar al mundo.
¡Namaste!

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