Maravilla y su misión
- Ruth Ross
- 2 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Por Ruth Ross
Maravilla era una semilla estelar. Única, especial. Ella sabía que tenía dentro de su holograma grabada su misión, que no era otra más que “ser ejemplo”. Ella en algún momento debería despertar para que desde su esencia otros pudieran aprender a “ser”.
Llegó el día y Maravilla bajó a cumplir con su misión y poco a poco fue sucumbiendo ante el caos y la confusión, sin poder recordar quien era. Lo único que siempre supo es que se sentía como “semilla de otro pozo”.
La vida la avasallaba. No podía entender la mentira gratuita con la que todas las semillas danzaban el baile de la vida.
Podía ver como unos ocupaban el lugar de los otros, que se empujaban, que se lastimaban, que la falta de respeto era inmensa y la falta de amor era aún peor.
Maravilla crecía sin sentirse en su sitio. Sabía que debía sembrar sus frutos, romper con su coraza y hacer florecer su luz.
Se sintió perdida, no valorada, no cuidada. Sintió que el sol solo salía para hacer florecer otros jardines.
Fue transitando el camino como pudo, por momentos vivía como las otras semillas “disfrazada”, vistiéndose con diferentes ropas, probando como quedaría vestida con todo tipo de flores diferentes, todo fuera para agradar a las demás; se vistió de jazmín, de violeta, de rosa, de alelí, de geranio y de vaya a saber cuántas cosas más.
Hasta que un día, un colibrí comenzó a aletear cerca suyo. Y si hay un pájaro que tiene un amplio conocimiento de la vida de las semillas, de los jardines y de las flores, sin duda es el angelical colibrí.
Cuando la vio, le dijo: ¿qué estás haciendo aquí, Maravilla? Estás equivocando tu misión. Estás en otro jardín, probándote las flores que no te corresponden en lugar de salir de tu coraza y “ser” la más bella flor de la Tierra.
-Tengo miedo - susurró Maravilla – miedo de que si me permito “florecer”, no me acepten -.
-“La mayoría de las flores se viste para agradar y competir con las demás - dijo el colibrí – pero, hay algunas semillas estelares que traen en sí mismas grabadas la información sobre lo especiales, genuinas y hermosas que son, ya desde lo más profundo de su interior. Son esas, las semillas estelares, las que traen en si la misión de ser ejemplo, mostrándose de verdad, sin apariencias, para enseñar a las demás con sus grandes cambios. Debes perder el miedo Maravilla, ve al jardín al que realmente perteneces. Quita la cáscara que te envuelve y deja ya florecer tu luz propia.-
Maravilla agradeció al colibrí angelical, esperó pacientemente a que un viento la empujara y la plantara en el lugar correcto puesto que ya se sentía preparada.
Pasaron varias lluvias y otros tantos soles, hasta que por fin el mundo vio desplegarse ante sus ojos a la más bella y genuina flor que jamás había sido sembrada.
Una flor que reflejaba luz a quienes la miraran. Y fue allí que Maravilla por fin entendió que ahora si estaba siendo ejemplo y estaba cumpliendo su misión.
NOTA DE LA AUTORA: La pregunta del millón que te hago a ti es: ¿sabes realmente quien eres, o a lo largo de tu vida te has encerrado tanto por tus miedos a no ser aceptada por los demás que estás perdiéndote en las brumas del olvido? Ojala que como Maravilla, te encuentres con tu ser y puedas volar para manifestar tu verdad.

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