¡No corras! ¡Detente!
- Ruth Ross
- 3 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Por Ruth Ross
¡No corras! ¡Detente! ¡No te apures! ¡Fluye como el río y observa y obsérvate!!! Tomate tu tiempo para escucharte, para mirar a tu alrededor, pero con una mirada objetiva. Disfruta de las pequeñas cosas: un ave volando, una flor naciendo, el río fluyendo, las olas del mar ondulando, un niño cantando, el cielo celeste, las montañas... Recuerda que en cada persona y en cada cosa está Dios, el Universo o como quieras llamarlo. Y como en todo y todos está Dios, incluyéndote, en todo y en todos existe la verdadera belleza; esa belleza que viene de la luz divina, por lo cual solo hay que saber mirar, saber contemplar y saber trabajar para poder ver las cosas desde un nuevo punto de vista y percepción. Haz silencio interior. Pulsa tu paz, alíneate con el cosmos, descúbrete. Mira la hermosa persona que eres en verdad, encuentra tu potencial, tus verdaderos gustos, siéntete por vez primera con total sinceridad. ¿Eres quien quieres ser o simplemente te has convertido en un patrón social? ¿Eres ese ser fluyendo hacia la conquista de tus sueños o te has perdido en la vida y ya todo es igual para ti? ¿Si te miras al espejo, te ves? ¿Puedes reconocerte en tu mirada? ¿Eres feliz con tu vida o simplemente hayas en tu imagen a un autómata que se levanta a diario para funcionar casi como una máquina sin alma, sin vida, siguiendo una rutina desenfrenada y sin control llevándote hacia una infelicidad total?. ¿Haz intentado cambiar todo aquello que no te gusta de ti y de tu vida? Y no hablo de “pensar que tienes que hacerlo”, hablo de “hacerlo”. El mundo está colapsado. La violencia abruma por doquier. La falta de respeto la encuentras a diario.
Vemos continuamente que en distintos lugares de nuestra Tierra, la humanidad cada vez es más irrespetada, cada vez más se lastima, se violenta, se mata… Y no importa si se trata de una, diez, cientos, miles de vidas o ciudades y países enteros… esto está sucediendo en nuestro mundo. ¿Y que sientes al respecto? ¿Dolor, enojo, sientes tus brazos atados? Seguramente te planteas que “algo tienen que hacer para que el mundo cambie”… Algo tienen que hacer… ¿Quién, quiénes?... Y aquí la respuesta es solo una: Eres tú quien tiene que hacer los cambios. Eres tú quien tiene que hacerse cargo. Eres tú quien tiene que adentrarse en lo nuevo, en lo mágico, en la luz.
¿Cómo?... Empieza mirando profundamente a tus ojos en el espejo. Re descubre el alma en tu interior. Vuelve a sentir a esa persona que fuiste, que sueña, que late, que vibra, que siente y que está dentro de ti esperando el momento de tu despertar. Ahora haz un profundo análisis de ti mism@, sin apuros, en silencio… Tómate tiempo para observarte y ver cuáles son los engranajes de tu vida que tienes que cambiar. Y simplemente, hazlo… Deja ya de perder el tiempo. Deja de tener miedo a lo que sea. Recuerda que el miedo es contrario a la luz. El miedo viene desde la sombra, desde la oscuridad. Perdónate, libérate, ámate profundamente y fluye. Aprende a vivir en esta nueva quinta dimensión adonde todo es posible, entonces vuelve a soñar, a vibrar, se feliz, muy feliz. Deja de prestar atención a lo oscuro que pasa en el mundo. Y con esto no te estoy diciendo que te vuelvas insensible. Te estoy diciendo que dejes de enredarte en lo que la oscuridad pretende mostrarte y sé un@ de los pulsadores de cambios. Entonces, comienza a sentir tu luz. Medita, visualízala, expándela en ti y desde ti hacia todos los demás. Y diariamente conviértete en alguien que se toma su tiempo para llenar de luz los lugares de oscuridad. ¡Ilumina, ilumina, ilumina!. Siente mucho amor por los seres que sufren y también por los que los hacen sufrir. Trabaja con el Hoponopono: “Gracias, lo siento, te amo” “Gracias, lo siento, me amo” y verás que pronto, muy pronto podrás expandir tu consciencia y sentir todos los logros que tus cambios y tu empoderamiento te han traído a ti, a los que te rodean y a la humanidad. ¡Namasté!

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